16 de diciembre de 2009

Cuidado: Tercera Edad en peligro

Vivimos en la cultura de la juventud. La prolongación de la adolescencia se ha extendido en los últimos años. Es así como personas que han llegado a la adultez, lucen y actúan como adolescentes. En los orígenes de la medicina, la cirugía era utilizada sólo para sanar, hoy en día, se ha comercializado la cirugía estética. La imagen joven vende, es parte del mercado. La negación cultural a la tercera etapa vivida, se encuentra camuflada por un estado de discriminación y violencia.

Cuando se llega a un proceso largo de edad, la persona se vuelve vulnerable a abusos externos y familiares.

Susana Montoza. Licenciada en Psicología. Especializada en victimología. Nos propone algunos puntos sobre el incremento de vulnerabilidad y riesgo de victimización para esta etapa:

- El grado de dependencia del anciano hacia su cuidador.

- Antecedentes de violencia familiar en el grupo.

- Desinterés del cuidador de ejercer esa función.

- Mayor deterioro del anciano.

- Pérdida de apoyo social.

- Estar incluido en un entorno familiar con perturbaciones.

- Deterioro de las funciones cognitivas.

- Disminución de la capacidad física para defenderse.

- Dependencia de terceras personas para movilizarse.

- Disminución de su capacidad psíquica.

- Rutinas predecibles.

- Vivir y movilizarse solo.

Nuestra cultura no mira con buenos ojos la ancianidad. Jóvenes y adultos somos quienes debemos prepararnos para acompañar y no violar los derechos de la Tercera Edad. Porque si hablamos de niños y niñas son quienes más llenan de alegría sus vidas. Está comprobado de que quiénes ejercen violencia económica, psicológica y física sobre ancianos/as forman parte de la juventud y adultez. El ritmo de la vida del hombre/mujer posmoderno/a es sumamente rápido y esdifícil adaptarse al ritmo lento de la ancianidad y más aún cuando la persona tiene un problema de salud físico y/o de salud mental. Todas las etapas de la vida son importantes. Recuerden que los Derechos Humanos no discriminan, género, religiones, etnias ni mucho menos edades. Respetemos sus derechos.

M. Verónica Daud

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